jueves, 28 de mayo de 2015

Un paseo en el tiempo

Le atrapó la fragancia cuando quedaban apenas un par de metros para cruzarse, vencida de súbito por la nostalgia. La reconoció al instante. Un aroma fresco, con algo de cítricos y algo de flores. Cómo olvidarlo. No lo había vuelto a oler desde entonces. Pasaron el uno al lado del otro. Ella paró en seco sus pies y se dio la vuelta. Lo contempló ya de espaldas, alto, como era él, aunque mucho más encorvado. Las canas cubrían su cabeza y caminaba despacio, lo normal a aquellos años. Pero cómo iba a ser él, sólo un viejo más entre tantos.
Cuando alcanzó el cruce entre calle y calle no había podido liberarse de la intensidad de esa colonia y de sus recuerdos, viajando aprisa en el tiempo. Giró de nuevo el cuello para observarlo y cerciorarse, pero ya apenas percibía nada más que sombras diluidas en la noche. Se quedó allí quieta evocando tiempos pasados, cuando su voz era melodiosa y su piel tersa, tan suave al tacto, sin saber que aquel anciano también se había dado la vuelta y la estaba ya recordando.

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